VEINTE AÑOS

30 de marzo de 2016

   Hace calor. El viento es cálido. Hay incomodidad y pensamos en cosas que nos hacen sentir mal. Cosas que no podemos dejar de pensarlas. Cosas que no podemos olvidar. Cosas que no son cosas porque decirle "cosas" seria menospreciarlas. Las queremos y las valoramos. Las respetamos.
 

*

   
   Emilia se despierta al lado mio. Es casi el medio día y la luz del sol se filtra por las cortinas blancas. Le digo a Emilia que me tengo que ir. Ella me dice que me vaya. Le digo que me acompañe hasta la puerta, y no me contesta. Me visto. Me pongo mi ropa y agarro mis cosas tiradas por el suelo. Reviso mis bolsillos pero me falta mi documento. No lo veo por ningún lado. Emilia sigue en la cama, pero mirando hacia otro lado. Le pregunto si vio mi documento y niega con la cabeza. Le digo que si lo ve por algún lado, que me avise. Entonces me acerco hacia ella y le doy un beso en la cabeza. Al oído le digo que la odio.

   Voy a hablar sobre Emilia. Su piel es pálida. Tiñe partes de su pelo de distintos colores. Es alta y de buena figura. Siempre lleva puesto un fino collar de plata alrededor de su cuello. Emilia tiene una cicatriz en la garganta con la forma de un árbol seco. Su cara siempre está seria. Como si nunca riera. Resulta difícil saber cual es su humor en el momento. Emilia te mira y te mira con cierto asco. Te rebaja con sus ojos oscuros. te prejuzga sin conocerte. Emilia hace el amor fríamente. En su mesa de luz tiene una biblia abierta siempre en la misma página. Arriba reposan un lápiz y su teléfono celular.
   Emilia se larga a llorar. Cuando me levanto y estoy por salir de la habitación ella se da vuelta y me grita. me grita que soy una basura. Emilia me dice que yo no puedo hacer lo que a mi se me dé la gana con las personas. Que las molesto. Que soy un estúpido y que lo que escribo es una mierda que a nadie le gusta. Ni si quiera a mi mismo. Historias sin argumento definido que no son del todo serias ni del todo graciosas. Que es mi egoísmo representado en el papel. Que nadie que lo lea va a sentir lo mismo que yo cuando lo escribí o lo relea. Emilia me dice que no escriba más. Que no nací para esto Que no tengo el don divino. Que no lo voy a tener. Que nunca voy a llegar a publicar. Y que si ocurre ese milagro, no voy a vender nada. Emilia me describe desde su punto de vista y tiene razón. Porque si no la tuviera seria motivo para que yo reaccione. Me dice que me vaya de su casa. Se da vuelta y hunde su cabeza en la almohada. Le digo que se acuerde de lo de mi documento y me voy de ahí.
   Bajo las escaleras y los escalones me recuerdan a alguien que ya no existe. Alejo ese pensamiento de mi cabeza y salgo del edificio. El aire caliente del exterior choca contra mi cuerpo y hace que me termine de derretir.


*


   -¿Quién carajo tengo que ser para gustarte?
 
   Emilia me mira pero no me responde. No merezco una respuesta por esa pregunta. Sin embargo se la repito. Ella me mira nuevamente a los ojos y me dice: "Tenes que ser vos." Todo el mundo se ríe. Emilia se enoja por mi risa y por todo lo que está pasando porque ella quiere que todo se de naturalmente como si la vida fuera una película y nosotros tuviéramos pensamientos puramente racionales. Bueno, bienvenida a la realidad. Dejémonos de estupideces. Le digo esto y atisbo un signo de comprensión en su rostro, pero su cabeza es sumamente cerrada. Todo le disgusta. "Mi vida es una película." Me dice, y no puede haber dicho nada peor. Me río otra vez, pero le digo que está bien. Que entonces esto tambien es parte de su película. "Son las escenas eliminadas." Le contesto que lo mismo las terminan incluyendo en el dvd final. "Nadie compra los dvd." Le digo que los fanáticos si. Entonces hay silencio. "Oh, perdón. Nadie es fan de la película de tu vida. Debe ser porque es una mierda." Y le saco a Emilia una sonrisa, pero no se la creo nada.

    Emilia se da vuelta pero yo pongo mi mano en uno de sus hombros. Hago que me mire a los ojos y le digo "Dale." Camino con Emilia y es de noche. Las estrellas no se ven y tengo mi campera de cuero y mis pantalones negros. Mis zapatos y el viento corre suavemente. Emilia tiene su piel blanca que contrasta con la mía. Siento mi piel roja y desgastada. Siento mi pelo sucio. Estoy incomodo, pero Emilia me dice cualquier estupidez y ya me siento bien. Jugamos al pool, nos metemos en problemas, caminamos y nos seguimos metiendo en problemas. Hablamos y nos insultamos por como somos y eso termina estando bien. Todo resulta irrelevante al final. Intento besar a Emilia antes de llegar a la puerta de su casa, pero nuestros labios solamente se tocan y es un mísero roce. Emilia mira para un costado y da un suspiro. "Esto es una de mierda para tu película." Le digo. "Perdón, no soy Spielberg"

   Emilia no se mueve mientras yo le hago el amor. Emilia es hielo y no hay pasión. No hay risas. No hay diversión. Emilia me succiona el alma y todo mi ser. Me succiona la felicidad. Me absorbe de alguna forma extraña cuando nuestros cuerpos se conectan. Y me deja vació por completo. Toda mi alegría. Toda la motivación por la vida, por mi futuro inmediato y a largo plazo se convierte en lágrimas que salen de sus ojos cuando yo no puedo más y caigo dormido a su lado.

   Hace frío y estoy desnudo en el medio de la nada. No está Emilia, ni su cama, ni mi documento. Se me quiebran los dedos de las manos pero no siento dolor. Respiro y exhalo un vapor blanco. Cada vez que pestañeo quiebro una fina capa de hielo que cubren mis ojos, Me empiezo a morir cuando de repente aparece Emilia y entonces puedo recobrar el calor. Todo se derrite y el alivio pasa muy rápido porque ahora estoy en la misma situación que recién, pero a la inversa. Me estoy quemando y el calor es cada vez mas fuerte a medida que Emilia se acerca hacia mi. Me despierto cuando toca uno de mis brazos y este se prende fuego y puedo ver como se me empieza a derretir.



*   


   El cielo está cubierto por nubes muy oscuras. La gente se abriga como si estuviésemos en invierno. Veo a Emilia por casualidad cuando voy caminando por la vereda y ella cruza por mi lado. Me doy vuelta y la llamo. Ella gira sin parar de caminar. Lleva puesta una bufanda que le cubre la parte inferior de su cara. Me mira y abre bien los ojos. Unos adolescentes fuman en una esquina, cerca de la puerta de un colegio. Emilia frena. Yo estoy parado y me acerco. No recuerdo cuanto tiempo pasó. Tres o cuatro meses. Me dice "Tanto tiempo." Y como si recordase, se mete una mano en sus bolsillos y saca mi documento de identidad. Yo sonrío pero ya es tarde. Me lo hice de vuelta. No me hace falta. Le digo que se lo quede. "¿Para qué lo quiero yo?" Le digo que para que se acuerde de mi. "No me quiero acordar de vos." y Está bien. Eso es lo que me gusta de Emilia. Sonrío ampliamente y le digo que es una basura. Se enoja por mi sonrisa y como si estuviera jugando a las figuritas, agarra mi documento y lo tira con fuerza hacia la calle. Veo como planea rápidamente y choca contra la ventanilla de un auto. Luego cae al suelo. El auto no frena y Emilia se envuelve su bufanda, se da vuelta y sigue por su camino. Le digo a la distancia que era todo mentira. Que en realidad ella es una muy buena persona, pero me nace una sonrisa incontenible justo cuando ella se gira para verme por ultima vez. Levanta su brazo derecho y me muestra solo su dedo mayor. Entonces se va. 
   Aquello es lo ultimo que obtengo de Emilia cuando mi cuerpo finalmente vuelve a tener su temperatura normal.       
 

1 comentario:

  1. Pará, pará, pará, pará. ¿Me estás diciendo que estuvo 4 meses con tu documento en el bolsillo, listo para entregártelo si te veía un día por la calle? Porque notesé el detalle de "(...)se mete una mano en sus bolsillos y saca mi documento de identidad." No se mete la mano en la billetera y busca tu documento ahí que un día puso, como nos suele pasar con alguna tarjetita que nos dieron en un local y guardamos hasta el fin de los tiempos por pura inercia. La mina se mete una mano en el bolsillo y te saca el documento como si se tratase del arma reglamentaria de un policía, siempre lista para desenfundar con la mayor celeridad posible. El documento está ahí con el propósito de ser entregado, el problema es que los tiempos de entrega se han dilatado 4 meses. Cada vez que se cambiaba de ropa, sacaba el documento y lo ponía en la nueva prenda del día.
    "No me quiero acordar de vos", dice. Pero por qué no se hace revisar el ojete esta Emilia. El personaje más arena-vaginoso del que tengo el honor de leer.

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