-¿A vos te parece?
-No te voy a volver
a explicar.
-¿Siempre vas a
tener una excusa para todo?
-Bueno, hay cosas
que no puedo controlar…
-Esto no pudiste
controlar. Hasta acá llegamos.
Maira se dio vuelta
y tiró un vaso de plástico vacío que había en la punta de la mesa. Empezó a
sollozar.
-Victoria…
-¡Basta Luca! Ya no
hay posibilidad de nada. No hay vuelta atrás. No hay borrón y cuenta nueva. Acá
no hubo…- Maira echó un vistazo rápido al manojo de hojas que tenía en su mano
izquierda.- …principio ni final?
Rodrigo estaba por
continuar con su línea pero Maira lo interrumpió.
-Dios, ¿Qué es
esto? ¿“No hubo principio ni final”?
Rodrigo tiró el
guión en la mesa y se echó en el sillón que tenía atrás suyo.
-Suficiente por
hoy.- Dijo.
-Esperá. Una vez más.
Eso venís diciendo
hace dos horas. Ya repetimos la misma escena quinientas veces. ¿Recién ahora te
das cuenta de que no te gusta?
Maira desistió y
dejó el guión sobre la mesa. Sacó un cigarrillo de uno de sus bolsillos y buscó
el encendedor.
-Está bien. Siempre
dudé del trabajo de Timbara. Quería intentarlo, pero no puedo más. Sus frases
son poco reales. Fuera de lugar. No puedo con esto… ¿no viste el encendedor?
Rodrigo había
cerrado sus ojos. No contestó. Maira iba y venía nerviosa por el living comedor.
-Siento que nunca
voy a disfrutar de este papel.- Siguió Maira.- Victoria no es para mi. ¿Te
acordás de “Morir un dos de otoño”? Por Dios, lo que daría por otro personaje
como Julia.
-Maira…
-Voy a hablar con
Timbara. Le voy a proponer algunos cambios. Esa va a ser la condición para
seguir con el papel. ¿Por qué no lo pensé antes?- Maira volvió a la mesa y
agarró el guión nuevamente. Se fue a la cocina buscando, todavía, un
encendedor.
-¡Por Dios!- Gritó.
-Maira…- Repitió
Rodrigo.
-¡Esto es un
desastre! ¿Cómo no me di cuenta?
Maira volvió al
living a paso rápido. Se acercó a Rodrigo con el guión en la mano y le señaló
una línea exacta.
-Leé esto.- Le
dijo.
Rodrigo leyó.
Después dijo.
-No lo veo mal.
-¿Cómo?- Maira lo
miró sorprendida.- Leé bien.
Rodrigo le sacó el
guión de las manos y leyó en voz alta.
“Victoria: -No te
soporto más, Luca. Sos la peor persona que existe en el mundo. Egoísta.
Orgulloso. Nunca en tu vida habías fumado y ahora tenés un cigarrillo entre los
labios. Antes me escuchabas, ahora te importa una mierda lo que digo. Antes nos
queríamos. La pasábamos bien. Ahora parecemos familiares que no se ven nunca y
se odian. Nunca hacemos el amor. Nunca salimos a ningún lado. Nunca dejás de
pensar en tu trabajo. Luca, ¿todavía me amás? O me lo tendría que me preguntar
a mí misma. Luca, ¿todavía te amo?
Rodrigo dejó de
leer y le devolvió el guión a Maira. De uno de sus bolsillos sacó el encendedor
y se lo dió. Volvió a recostarse en el sillón. Nadie dijo nada. Cerró los ojos
lentamente. El sonido de la chispa del encendedor, que esperaba escuchar, nunca
existió.
-Rodrigo.- Dijo Maira
al fin.- Perdón.
-¿A vos te parece?
-Hay cosas que no
puedo controlar.
Entonces Rodrigo se
levantó y tiró un vaso de vidrio, lleno de algo, que alguno de los dos había
dejado en el brazo izquierdo del sillón.
0 comentarios:
Publicar un comentario